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(Re) generación de tejido social 



Se habla de las actividades culturales (la música, el teatro, los museos, los festivales…) y otras acciones para la “regeneración del tejido social.” Es la frase de moda. La moneda de cambio. La nueva medicina para curar los males del país. Bien, pero vamos por partes. Comencemos por tratar de definir el termino (que a pesar de tener un timbre tan carismático tiende a ser vago y ambiguo).  ¿Que es el tejido social?

El tejido social es la suma de todas las partes y acciones que conforman una comunidad o sociedad que tenga objetivos comunes. Me viene a la mente la interdependencia entre los miembros de una familia, los actores que conforman una escuela, los herederos de una etnia indígena, los integrantes de una asociación civil o partido político, las clicas y las pandillas. Todos ellos forman una comunidad—un grupo con valores e ideales (para bien o para mal) que los guían y motivan. Existen dentro del núcleo de esos grupos fluidez por el intercambio de información y experiencias, mismas que les permiten entrelazar la estirpe de sus propias historias. (Los antropólogos Lave y Wenger han aludido a esto al debatir sobre su teoría de la comunidad de práctica.)
 
En México el discurso de regenerar el tejido o cohesión social se adhiere continuamente al tema de la violencia e inseguridad. Se habla de como comunidades se han fracturado y de la urgencia de llenar ese vacío con actividades productivas. ¿Que es lo que se esta haciendo en el ámbito cultural? Veamos un ejemplo: “Más que iniciar nuevos proyectos, queremos, a través de muchas convocatorias, recoger las inquietudes de la población y convertirlas en acciones culturales. Lo que estamos haciendo es amplificar la actividad cultural como un elemento absolutamente fundamental para reconstruir la cohesión social de muchas de estas poblaciones que desafortunadamente se han visto afectadas estos últimos tiempos.” 

El presidente del CONACULTA aquí citado se refiere al estado de Michoacán, una región que continuamente lucha por su supervivencia y Estado de derecho. Derivado de esa convocatoria se organizarán festivales, ponencias magistrales, ferias de libros, etc. Pero el tema político es sumamente complejo y las acciones y/o recursos que se otorgarán ahí por más bien encaminados o distribuidos nunca serán suficientes. El problema es muy grave. Pero aun quiero pensar que no es imposible de resolver (todavía me quedan algunas gotas de idealismo).
 
Pero creo que el enfoque general debe ser distinto. Debemos hablar de generar tejido y cohesión social. No de regenerar, esto nos limita mucho. Decía Winston Churchill que el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Los problemas que aquejan al país merecen más que intervenciones relámpago. Necesitamos políticas visionarias de largo alcance que se construyan ladrillo por ladrillo. Hombro con hombro. Y no hay mejor lugar para tejerlas que la escuela.
 
La escuela es el común denominador de los mexicanos, todos pasan por ahí (es lo que dicta la ley). Todos aprenden de ella. Quien no recuerda las quermeses, las celebraciones del día de muertos, los bailables, las coronaciones, la estudiantina. Todo esto tiene algo en común—la convivencia. La cultura participativa es un mecanismo de fraternidad y empatía. Ese es el gran proyecto que México debe emprender y cultivar—el de la concertación.
 
Dice el economista y músico venezolano José Antonio Abreu que la practica musical es un modelo idóneo para alcanzar ese objetivo. “La orquesta (y porque no, el equipo de béisbol también diría yo) es la única comunidad que tiene por característica y esencia exclusiva…el concertarse entre si.” ¿Que significa la concertación? “La practica en equipo, el grupo que se reconoce como interdependiente, donde cada uno es responsable por los demás y los demás son responsables por uno.” Creo que si todos pensáramos así, estaríamos más cerca de ser un país más justo.  
 
Hay un gran experimento que se esta llevando a cabo en Nuevo León. La Alianza Educativa Ciudadana en esa entidad es un grupo de empresarios que aspiran al bien común y que animan a las comunidades escolares a ser autosuficientes, a concertarse, a apoyarse mutuamente. Cuando llegue a visitar una de las escuelas beneficiadas a las afueras de Monterrey me encontré con alumnos, padres de familia, y maestros que juntos pintaban su escuela, hacían el inventario de útiles, cortaban las ramas marchitas del patio. Todo un engranaje de cohesión y generación de tejido social.
 
Ahí esta el proyecto musical de las orquestas y bandas comunitarias del Sistema Nacional Fomento Musical. La iniciativa de Esperanza Azteca, los ensambles independientes que tocan serenatas los fines de semana. Las orquestas de la Gran Familia que se quedaron en la intemperie. Los equipos de futbol llanero, los niños trikis, las asociaciones civiles, las doñitas que hacen tamales en las cooperativas. Los sueños compartidos son vitales para construir armonía.

Hagamos de la “regeneración del tejido social,” mucho mas que una moda o frase que suene bien en la televisión. Podemos construir, tejer, y animar. Eso si, sin perder de vista que todos estamos llamados a poner nuestro granito de arena. En ese tenor y aunado a la circunstancia actual, los músicos (además de los maestros, los trabajadores, las amas de casa…) de México tenemos un compromiso histórico con la edificación de oportunidades para un mejor país. Y termino con una nota de esperanza parafraseando a Gandhi y a Bernstein diciendo que todo lo que hagamos pudiera parecer insignificante pero es sumamente importante que lo pongamos en marcha con más pasión y más devotamente que nunca.  

Agosto 2014

Música apagafuegos  



En mi reciente blog hable de cómo la música puede combatir la pobreza e hice la observación de considerarla como parte de un proceso amplio de educación y desarrollo humano. Uno pudiera argumentar que en México el problema endémico de la pobreza es derivado de la falta de oportunidades en la educación, pero ahora me permito explorar como factores externos pueden llegar a truncar los procesos y efectividad del aprendizaje mismo que señalice hacia el cambio de social. ¿Puede ser la música un factor para solventar este círculo vicioso?
 
El educador y científico social Eric Jensen ha identificado cinco elementos que disminuyen sistemáticamente el desempeño académico de estudiantes en edad escolar. Estos son: la desnutrición, estrés crónico, vocabulario deficiente, esfuerzo reducido, y la exclusión social. Naturalmente atacar todos elementos en conjunto amerita de una intervención integral de políticas públicas en educación, salud, desarrollo social, entre otras áreas. Por ende todo esto requiere de una serie de apoyos, sistemas, y ambientes adecuados para crear nuevos espacios de alcance e impacto entre la población estudiantil. Aunado a esto propongo la música como factor de oportunidades, cambio y atenuante de contextos.
 
Al hablar de contextos no podemos pasar de alto las grandes dificultades que vive México en materia de violencia e inseguridad (la razón por ello amerita su propio análisis fuera de este texto). ¿Cuales serán las consecuencias del estrés crónico que le producen a estudiantes de zonas urbanas, en donde casi diario les asechan persecuciones, enfrentamientos, y balaceras cerca de sus casas, escuelas, e iglesias? (vea usted una muestra de lo a que me refiero, esto en Tepatitlán de Morelos: https://www.youtube.com/watch?v=KpiwEvja_G8/)
 
Según las recientes investigaciones del Harvard Center for the Developing Child, los contextos de estrés toxico disminuyen notablemente las habilidades neurológicas para desarrollar importantes funciones ejecutivas (las mismas que regulan la memoria, la flexibilidad mental, y el autocontrol). Se ha comprobado que las deficiencias de estas funciones afectan el desempeño académico, el comportamiento, y la salud en general. Esto tiene implicaciones sumamente desastrosas para el futuro del país (estimados funcionarios públicos y legisladores tomen nota). El ejercicio coordinado, afectivo, y disciplinado de la  música (aunado a otras intervenciones) puede mitigar ese tren degenerativo de una manera natural y provechosa. Consideren este testimonio de una niña que practica el violín en un programa social de orquesta infantil en Venezuela:
 
“Era el primer día de la orquesta de cámara, entonces yo venia temprano. Y casi al llegar aquí me dieron un disparo en la pierna. Y yo lloraba, no por el dolor, si no por que iba perder el ensayo. Cuando uno llega aquí se le olvida todo.” 
 
La niña dice que se le olvida todo…
 
En términos científicos lo que aquí ha ocurrido es que el ejercicio de la música, el entorno en donde la desarrolla, y la motivación intrínseca que le brinda; le ayuda a mitigar el contexto adverso en el que vive. Recientes investigaciones sobre la materia nos indican que este tipo de actividad puede cortocircuitar la respuesta al estrés y mantenerlo fuera del margen crónico o de peligro. Según los especialistas el estrés comienza en el cerebro y emite una reacción cadena que alerta al cuerpo a nivel celular. Con el paso del tiempo estos interruptores se quedan en posición de encendido permanente…la práctica músical crea una reacción a la inversa (WebMd). Al proteger a los estudiantes de estas condiciones adversas se mejora el desarrollo de las funciones ejecutivas antes aquí mencionadas. No hacerlo desencadena en parte comportamientos erráticos e impulsivos que nos generan más violencia entre otros males. Esto a la larga crea costos muy elevados.
 
Me preocupa como se ha visto afectada la impartición de la educación en México. Me duele ver los videos en YouTube en donde estudiantes son sometidos al terror de las batallas urbanas. Las nuevas generaciones están ahí clamando porque venga algún cambio, alguna oportunidad que los libere de todo eso. Ellos crecen atemorizados por la incertidumbre de que a la vuelta de la esquina les llueva una bala o peor aun que crezcan sin las herramientas que los hagan salir adelante. Habrá que reflexionar sobre todo esto. 

Agosto 2014

Notas: 


Kuchinskas, Susan. “How Music Making Reduces Stress” WebMd, 2010. (Reviewed by Patricia Farrell) http://www.webmd.com/balance/stress-management/features/how-making-music-reduces-stress
 
“InBrief: Executive Function: Skills for Life and Learning” Harvard Center for the Developing Child, 2013. http://developingchild.harvard.edu/resources/briefs/inbrief_series/inbrief_executive_function/

¿Música para combatir la pobreza?  



En México ya es común encontrarnos con algún articulo, tweet, o discurso alusivo al movimiento de las orquestas y bandas juveniles en donde se haga hincapié en la música como herramienta para “combatir la pobreza,” “regenerar el tejido social,” o “disminuir la violencia.” En la mayor parte de los casos muchas de estas hipótesis, al carecer de sustento, se quedan atoradas en un discurso fantástico (por no decir político) y a veces ilógico. Es por ello que considero pertinente hacer un llamado para ir más allá de las pinceladas mediáticas y animar un debate serio en torno a la educación musical como una verdadera disciplina capaz de mediar, transformar, y construir mejores ciudadanos.

Yo si creo que la educación musical puede animar el desarrollo humano de jóvenes en edad de formación. Pero todos los que abogamos por ella debemos ser cuidadosos al elaborar el discurso (y las estrategias pedagógicas) que sustente la premisa.  También debemos ser conscientes de que la música debe ser vista como una herramienta para facilitar nuevos procesos que señalicen al cambio social. Howard Gardner nos brinda la explicación más lucida al respecto—el ejercicio de la música es una invitación para descubrir una pasión interior hacia el aprendizaje. Entonces cuando un joven se da cuenta de que sus esfuerzos se traducen a logros concretos y estos crecen con la disciplina del tiempo, se gesta así, un vocabulario de aprendizaje que puede ser transferido a múltiples dominios de acción mas allá de la practica musical (Scripp et al 2014). A medida de que el alumno adquiere esas herramientas su desarrollo cognitivo y motivación intrínseca (vea usted este niño que ama tanto su violoncello que duerme con el—http://youtu.be/oIGUXapsI-I?t=39m11s) lo hace mas propenso a alcanzar el éxito profesional. Mucho me llama la atención ese proceso de cambio. La educadora Maxine Greene se refería a esto como el fenómeno de wide-awakeness. José Antonio Abreu lo plasma en su idea de ser y no ser todavía. En otras palabras, el ejercicio de la música invita al alumno a descubrir su humanidad como realidad permanentemente inacabada y esto puede ser vital para su desarrollo pleno.

Me pregunto una vez más, ¿Puede la música combatir la pobreza?

Si lo creo. Pero para no pecar de ingenuos habrá que pensar la música como parte de un proceso de educación más amplio. Un ciudadano que tenga la capacidad de aprender, pensar y mejorarse continuamente será más completo y luchará por alcanzar sus objetivos desde cualquier posición o estrato social. La investigación contemporánea en torno al ejercicio de la educación estética nos indica que los estudiantes que estudian música son cuatro veces más propensos a ser reconocidos por su desempeño académico. Los estudiantes que se dedican a perfeccionar un instrumento musical ganan terreno a sus pares en perseverancia. También desarrollan su capacidad de retener información en todas las disciplinas académicas. Se disminuye la deserción escolar. Los niños también cultivan sus habilidades de razonamiento abstracto que los lleva a aplicar conocimientos y visualizar soluciones. Es así como la música puede generar un cambio social de raíz. Porque ayuda a desarrollar capacidades cognitivas de una manera mucho más sofisticada (me atrevo a decir) que las matemáticas o las lenguas. Y además por su carácter de actividad comunitaria y afectiva (dentro de los coros, estudiantinas, bandas, etc.) puede ser también factor de cambio del perfil sociológico de sus integrantes. 

Dice Guillermo Sheridan en el blog de Letras Libres que en México “se enseña poca música en las escuelas y no hay mejor escuela imaginable.” Yo creo que el Estado debe considerar elevar esta disciplina a un lugar de mayor importancia dentro del currículo académico. Al tenor de esa visión, las organizaciones civiles pueden ser participes del proceso gestionando recursos, ideas, y oportunidades. Esto nos puede llevar a desarrollar capital humano y ganar productividad para el bien de todos. Cabe destacar que entre los países que obtienen las más altas calificaciones en matemáticas y ciencias (Japón, Hungría, Holanda, entre otros con alto índice de desarrollo económico) es obligatoria la educación musical. Los jóvenes mexicanos que menos tienen merecen triunfar y ser ejemplo de superación. Hay que hacer el esfuerzo por darles nuevas herramientas para que puedan salir victoriosos del círculo vicioso de la pobreza. Y para vencer ese mal pudiéramos voltear a ver más de cerca la música. Vale la pena el experimento.

Agosto 2014

Notas: 


Gardner, Scripp, et al. “El Sistema: Music Lessons to Rebuild the World” Open Source with Christopher Lydon, 2014. http://www.prx.org/pieces/114241-el-sistema-music-lessons-to-rebuild-the-world

"Re-Investing in Arts Education: Winning America’s Future Through Creative Schools." The President’s Committee on the Arts and Humanities, 2011. http://www.pcah.gov/resources/re-investing-arts-educationwinning-americas-future-through-creative-schools
 
"Lessons from PISA for the United States, Strong Performers and Successful Reformers in Education.” OECD Publishing, 2011. http://www.oecd.org/pisa/46623978.pdf

“Music Matters: How Music Education Helps Student Learn, Achieve, and Succeed.” Arts Education Partnership, 2011. http://www.aep-arts.org/wp-content/uploads/2012/08/Music-Matters-Final.pdf
 
"Prediction: Identifying potential dropouts." The Center for Public Education, 2007.  http://www.centerforpubliceducation.org/Main-Menu/Staffingstudents/Keeping-kids-in-school-At-a-glance/Keeping-kids-in-school-Preventing-dropouts.html.
 
*En México, 53.8% de los niños y jóvenes de cero a 17 años de edad son pobres, mientras que tres de cada 10 pasan “hambre.” CONEVAL, UNICEF 2012